El glaucoma provoca una alteración del nervio óptico, lo que resulta en un daño irreversible y una reducción del campo visual.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una enfermedad ocular debida al aumento de la presión dentro del ojo, lo que causa un daño permanente al nervio óptico.
Los síntomas del glaucoma
El glaucoma se suele denominar “el asesino silencioso de la visión”, porque su curso es lento y casi imperceptible y, cuando se sienten los primeros síntomas, el nervio óptico ya está dañado. En la vida cotidiana los síntomas más frecuentes se detectan cuando:
- durante la conducción, se puede advertir una inusual visión restringida, especialmente al estacionar o maniobrar;
- al caminar, especialmente en espacios interiores, puede suceder que se choque con objetos o con las jambas de las puertas.
¿Cómo se ve con el glaucoma?
El glaucoma genera una reducción gradual del campo visual periférico que llega a imponer una visión llamada “tubular”. La impresión es que se ve a través de un ojo de cerradura o una tubería.
Causas del glaucoma
El glaucoma afecta a los adultos de entre 40 y 50 años y, con sus 60 millones de casos en todo el mundo, [Vision Loss Expert Group, 2017] es la principal causa de ceguera irreversible a nivel global, después de la catarata, que sin embargo se considera una enfermedad reversible.
En las formas congénitas, el glaucoma agudo también puede afectar a los niños desde una edad temprana.
Las diferentes formas de glaucoma
Glaucoma crónico simple o glaucoma de ángulo abierto
La forma más común de glaucoma se llama glaucoma crónico simple o de ángulo abierto. Esta forma se caracteriza por un inicio lento y asintomático: el paciente no se da cuenta de que tiene trastornos particulares hasta que el daño del nervio óptico es ya irreparable y la visión se ve afectada.
El glaucoma agudo o el glaucoma de ángulo cerrado
Menos común es el glaucoma agudo, que se manifiesta de manera repentina e imprevisible, con un dolor violento, una inflamación evidente de los ojos y la pérdida grave de la visión, así como con síntomas no estrictamente relacionados con la visión, como dolor de cabeza, náuseas y vómitos.
Soluciones terapéuticas para el glaucoma
El diagnóstico temprano desempeña un papel fundamental en la ralentización del curso del glaucoma y, dado que la forma crónica actúa silenciosamente, es crucial diagnosticar el glaucoma antes de que la persona sea consciente de su aparición.
Las personas con un miembro de la familia que sufre de glaucoma deben someterse a controles frecuentes.
En general, a partir de los 40 años, se recomienda realizar un examen completo de los ojos, que incluya la medición de la presión ocular, por lo menos cada dos años y una vez al año después de los 60 años.